Jaso Ikastola ha sido testigo de la visita de Olentzero y Mari Domingi, que han repartido ilusión y regalos, y se han llevado cientos de cartas de nuestros alumnos y alumnas. Existía cierto temor a que este año no pudiesen llegar a la ikastola, debido a la nevada y heladas de los últimos días. Afortunadamente, hoy ha mejorado la temperatura y el burro que traía a Olentzero y Mari Domingi ha podido atravesar el bosque sin grandes dificultados.
Los primeros en recibirlos han sido los niños y niñas de Haur Hezkuntza, los que con mayor ilusión esperaban la llegada de Olentzero. Han estado cantando y gritando Olentzero, Olentzero mucho antes de que el carbonero hiciera aparición. Como todos los años, Olentzero y Mari Domingi han «aparcado» el burro fuera de la ikastola y han entrado acompañados por Andoni y su acordeón. Los txikis los han recibido con gran alborozo, aplaudiendo y cantando. Los más pequeños les han hecho solemne entrega de sus chupetes, con la promesa de no volver a usarlos. No ha sido la única ofrenda de la mañana: los alumnos y alumnas de Jaso también les han entregado las cartas escritas durante los últimos días. Aunque Mari Domingi ha prometido que leerán todas las cartas, parece ser que algunos no se fiaban del todo y han preferido hacer sus peticiones en directo y a viva voz. «Yo quiero un patinete», ha gritado uno a Olentzero. «Y yo una bici», aclaraba otra.
Luego ha llegado el turno de los alumnos de Primaria. Tres alumnas de 6º curso han bailado el aurresku en honor de Olentzero, y este también se ha animado a bailar unos cuantos pasos con ayuda de Andoni. Los últimos en cantarle a Olentzero han sido los alumnos de Secundaria. En el frontón, también le han bailado un aurresku y unos cuantos no han perdido ocasión de desmadrarse un poco mientras el resto cantaba. Hay que reconocer, no obstante, que los primeros cursos de ESO han sido los más madrugadores y deportistas, pues han comenzado la jornada jugando dos rápidos campeonatos de fútbol sala y de ping-pong, y la han terminando meneando el esqueleto en la fiesta-disco organizada por Euskara Taldea.
La Lotería ha pasado de largo una vez más, pero tampoco ha importado demasiado porque en Jaso siempre cae el mismo «gordo»: las estupendas cestas de Navidad que se sortean entre el personal de la ikastola.. En esta ocasión las agraciadas han sido Kontxita Martínez de Lecea (maestra jubilada, un tanto abochornada por venir unas horas a la ikastola y llevarse la cesta), Alejandra Rodríguez (encargada de la cocina, y sospechosa ganadora también de la pasada edición), y Mónica Mendiondo. Aunque algunos profesores han protestado al grito de «tongo, tongo», después los hemos visto brindar amigablemente en el almuerzo celebrado en la sala de profesores de HH.