No son muchos, pero sí muy motivados. Acuden a Jaso ikastola dos veces a la semana (miércoles y jueves, tres horas a la semana) para aprender euskara en el marco de las actividades extraescolares y demostrar que nunca es tarde si hay ganas y ocasión de aprender. Hablamos de Izaskun Relloso, Guillermo Laguardia, Ana Urteaga y Valentín Belasko, madres y padres de alumnos de nuestra ikastola, y de la más veterana de clase, Asun Oiarbide, abuela de uno de ellos. Comenzaron a aprender euskara el pasado otoño, partiendo de cero, y con un objetivo principal: poner las bases para poder comunicarse en euskara con sus hijos e hijas.
Cuentan en ese empeño con el apoyo de Erkuden de Andres, curtida en las aulas de AEK y con larga experiencia como profesora de euskara. Erkuden adecua sus clases a las necesidades del grupo: «La prioridad es lograr que padres y madres puedan comunicarse con sus hijos en euskara. Por ello, las clases son fundamentalmente prácticas, con mucha conversación. También tengo en cuenta los contenido que están aprendiendo los críos a la hora de preparar de programar nuestras clases. Por ejemplo, si en Infantil están aprendiendo las partes del cuerpo nosotros también damos vocabulario relacionado con el tema, para que en casa puedan practicar y compartir».
Desde que comenzaron las clases, en noviembre, Erkuden tenía ganas de reunir a los niños con sus padres y madres (y abuela) en la misma clase. Ha tenido que esperar unos meses, hasta que los adultos tuviesen cierto nivel. El encuentro se produjo el pasado jueves: tres generaciones compartieron juegos y aprendizaje. Por una vez, los más txikis ejercieron de «profes» y apoyo de los mayores, resolviendo sus dudas: «Nola esaten da oveja euskaraz? Eta urtaroak?».
«El grupo está muy motivado y a gusto, y yo también», nos comentó Erkuden tras la experiencia. Comenzaron desde cero y progresan a buena marcha. Las clases tienen lugar en Jasetxe, aula situada en el sótano de la ikastola, de 18:30 a 20:00. La profesora sólo se
de que no se hayan inscrito más padres y madres: «Si, es una pena que no sea un grupo más numeroso». Comenzaron seis, pero una ha tenido que dejarlo porque no llegaba a todo.
¿Alguien se anima a tomar el relevo?
